domingo, 9 de diciembre de 2012

Ha cambiado.

¿Cuantas veces habré escuchado la cantinela de... "no tia, ahora es diferente, ha cambiado... es que le ves y no le reconoces"?
Pues yo creo que la gente no cambia, te puedes cambiar de estilo de vestir, de peinado y hasta de color de ojos con unas lentillas monísimas, pero no puedes cambiar de convicciones, de ideales y mucho menos tu forma de ser.
Una persona desde que es un bebe de teta, se ve como es, se ve si tiene carácter, si es más tranquilito, si es un quejica o si es risueño, y el carácter se va forjando y cogiendo matices según pasan los años.
Si una persona es cobarde, puede tener un arrebato de valentía en un momento determinado o durante un tiempo por una situación extraña, pero sigue siendo cobarde y aunque delante de los demás vaya de valiente, por dentro estará cagado de miedo.
Si una persona es borde, pues es borde; y a las personas, a nuestros amigos, a nuestra familia, hay que quererlos como son... no podemos pretender cambiarlos y luego cuando vuelven a ser, sorprendernos y recriminarles su comportamiento.

Por eso, cuando alguna amiga me dice que ha vuelto con su ex porque ha cambiado, siempre contesto lo mismo, "la gente no cambia", y no voy de listilla, que yo también he caído en ese error, en querer auto-convencerme de que una persona a la que adoro en "sus ratos buenos" había cambiado, había aprendido y quería hacer las cosas bien, pero no es así, la gente es como es, y yo también. Todos tenemos defectos y virtudes, la cosa esta en encontrar a alguien que te adore por ambas cosas, por tus virtudes, pero que también le encanten tus defectos, que consiga hacer que esa parte mala que hay en ti quede reducida a nada sin cambiarte, simplemente por que él o ella hace que no quieras sacar esa parte oscura que hay en ti.


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